jueves, 4 de julio de 2013

¿Es tan importante quien nos gobierne?

Pues la verdad es que si. Muchísimo.


En general se tiende a creer que no tiene demasiada importancia puesto que los poderes internacionales, como la Unión Europea, el FMI, Banco Mundial etc más los poderes económicos o sociales de los países hacen que no se puedan mantener políticas demasiado diferentes de las marcadas por estos poderes supra o intra nacionales, con independencia de las siglas o las personas que gobiernen el país.



Además se piensa, en términos generales, que por mucho que un gobierno se equivoque, sus decisiones serán revocadas y corregidas por el siguiente sin más problemas que el haber pasado una mala época o una crisis más o menos profunda.
Pero pensemos en darle la vuelta a lo comunmente aceptado, que no por ello más cierto y pongamos un ejemplo.



Supongamos que hace 50 años hubiéramos tenido un gobierno visionario que hubiese pensado que el coste de la circulación por carretera, tanto económico, al tener que trazar y mantener la red viartia, como en vidas humanas era desmedido y hubiese decidido que la automoción no tenía cabida en nuestro país y debía ser sustituida por la aviación.



Según un estudio de la Asociación de Empresas de Conservación y Explotación de Infraestructuras que se publicó en 1.997 en la revista de la Dirección General de Tráfico, construir los 160.000 kms que constituyen toda la red de carreteras, autovías y autopistas hubiera costado la cifra más que astronómica de  823.386.583.005 €, o sea, unos 823.000 millones de euros. si a eso le añadimos que cada año su coste del mantenimiento supone un 2% del valor de la red, en esos 50 años habríamos tenido que gastar otros 823.000 millones. O sea que de no haberlas construido, hubiera supuesto un ahorro de 1.646.773.166.010 o lo que es lo mismo, 1 billón 646.773 millones de euros.



Todo eso podría haberse invertido en convertir la automoción en aviación, y vaya que si se hubiese conseguido que todos fuésemos a trabajar en nuestros aviones utilitarios, o deportivos, o de lujo o familiares. Y lo digo con esta seguridad, porque para que nos hagamos una idea, y sin hacer redondeos, con ese presupuesto podríamos comprar 7.838.095.238 de tipo medio, ni un airbus A 320, o Boeing 737/800 con capacidad para unos 180 pasajeros, ni el gigantesco Boeing 747/800 o el propio Airbus 380/800 cuyas configuraciones pueden pasar de los 500 pasajeros.  Y para que nos hagamos una idea de cuantos pasajeros entran en 7.838 millones de aviones de tipo medio, pues mas o menos unas 350 veces la población entera del planeta.



No hemos sumado el coste de todos los coches que han circulado durante 50 años porque sería incalculable. 



Es decir, probablemente si un iluminado hubiese decidido hace 50 años acabar con los automoviles y las carreteras, seguramente no sabríamos lo que es un atasco, por que todos los coches tienen que ir por el estrecho límite que es la carretera y en un solo plano, mientras que la aviación puede ir por cualquier ruta y en muchas altitudes diferentes.



Tampoco tendríamos el gigantesco impacto ambiental de los millones de toneladas de materiales de las que están hechas las carreteras, puentes y túneles, esparcidas a lo largo de esos 160.000 Kms de red viaria que había en 1.997.



No tengo capacidad para saber si ese medio sería mas o menos seguro y si las muertes en los desplazamientos serían innumerables o si habríamos llegado a un sistema totalmente automatizado en el que los accidentes fueran prácticamente inexistentes. Tampoco sé que contaminación tendríamos por sus emisiones. Pero lo que sé con absoluta certeza es que si aquella decisión hubiese sido llevada a cabo, no conoceríamos el coche.



Pero no me referiré a decisiones como la de Pol Pot en Camboya de volver al campo y vivir de la naturaleza abandonando las ciudades, o mejor dicho vaciándolas a punta de AK 47 en manos de Jemeres Rojos, o a la de construir hornos domésticos para incrementar la producción de acero de China durante la política llamada "el gran salto adelante" que hizo que millones de campesinos fundieran todos los objetos metálicos, incluidos sus arados, para producir un acero inservible por la amalgama de metales diferentes, o la aún más anormal de ordenar a toda la población exterminar a los pájaros que se comían los granos sembrados para aumentar la productividad de la tierra cuya consecuencia fue una gigantesca plaga de insectos que unida a la sobre explotación y a la falta de arados metálicos hicieron que unos 30 millones de chinos perdieran la vida durante la gran hambruna del "salto adelante" 



Me refiero a decisiones como mas Europa o menos, más transporte aéreo o por tren o carretera, más desaladoras o más trasvases, más energía cara pero limpia o mas nucleares baratas pero ¡nucleares!....



Y si el ejemplo original resulta absurdo, voy a dejar una de esas reflexiones que hacen pensar en lo más absurdo aún, lento y poco eficaz del pensamiento general:



Si yo digo aquí que me aburre horriblemente el movimiento de los indignados porque sus planteamientos son del siglo XVIII, -y me refiero materialmente a finales del siglo XVIII- seguramente me tachen de loco, pero si digo que "La revolución se propuso reemplazar las instituciones políticas por un nuevo orden social y político, a la vez más simple y más uniforme, basado en el concepto de igualdad de todos los hombres" habrá muchos que digan que esa es precisamente la base del movimiento de los indignados, pero la realidad es que fue escrito por Alexis de Tocqueville en su libro El Antiguo Régimen y la Revolución (1856sobre la Revolución Francesa, que recordemos comenzó en 1.789 y cuyo interés máximo fue limitar el poder de los que lo ejercían, es decir de los políticos, para crear un sistema más justo e igualitario donde la decisión estuviese en manos de los ciudadanos. Y seguimos igual 2 siglos después. ¡Qué lentos!  


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