Sin que haya sorprendido demasiado a nadie, Bankia ha pedido al Gobierno 19.000 millones de €, y eso es una cifra gigantesca. Son unos 3.190.000.000.000 de pesetas, que se escribiría algo así como tres billones, ciento noventa mil millones de pesetas. No está mal. Es algo más de 6.700 millones de € más de lo que ingresará el Estado por todas las medidas de subida de impuestos incluida la de diciembre de 2011 y significa 4.000 millones más de lo que el ministro de Guindos calculaba que serían todas las ayudas para todo el sector bancario español hace hoy dos semanas. Y lo gracioso es que en este momento parece que tendrá que pagar un 10% anual en concepto de intereses. Mala ayuda es para un banco que se tambalea hacerle pagar 1.900 millones de € de intereses cada año.
Por si faltase algo para poner los pelos de punta, a esa cifra hay que sumarle la de 4.465 millones que el Estado había aportado ya. O sea, que el 19,67% de los ingresos previstos por el Estado para el año 2012 se van en esta nueva ayuda a Bankia para que no deje sin sus ahorros a unos 10 millones de españoles, que son sus clientes. Porque lo malo de este caso es que si Bankia se arruinase, 10 millones de españoles podrían perder sus ahorros, al menos los no garantizados por los 3 billones de euros de los que dispone el Fondo de Garantía de Depósitos para estas eventualidades, y desde luego todo lo que exceda de 100.000 € por impositor, si es que quedan aún impositores con más de esa cifra en un banco.
Lo cierto es que las cifras son tan gigantescas que no es fácil hacerse una idea de lo que estamos diciendo. De lo que hablamos es de que tenemos que elegir entre proteger a los 10.000.000 de ahorradores con los que cuenta Bankia o cumplir los objetivos de déficit marcados por Bruselas. Tenemos que decidir si dejamos que 10 millones de españoles (personas físicas,organismos públicos como los ayuntamientos, o empresas de todos los tamaños y sectores) corran el riesgo de no recuperar sus ahorros o su dinero para ir mañana a la compra o pagar la cuota del leasing de la máquina imprescindible para seguir funcionando, o la factura del alumbrado público... o bien dejar al Estado cada día más lejos del objetivo de déficit.
A un sector ideológico de toda Europa le parece que aumentar el déficit sería una buena idea si se utiliza para inversiones públicas generadoras de actividad y por tanto de empleo. Pero hay una cuestión importante en esto que conviene dilucidar: ¿Y de dónde van a sacar los estados el dinero para esas inversiones? ¿A qué partidas o a quién se lo pueden quitar? Para invertir, lo primero que hay que tener es dinero que pueda invertirse, y ese dinero se genera a base de "recortar" o sea de reducir los gastos y además a base de incrementar los ingresos, que en el caso del Estado se traduce en recaudar más o lo que al final acaba siendo lo mismo, aunque no debería, subir los impuestos, y sobre todo, no montando bancas públicas a base de repartir cantidades gigantescas a los bancos.
Ni idea tenía Eric Blair, nombre real de George Orwell, cuando en el año 49 creó la neo lengua en su novela 1984, de la importancia y la relevancia que 63 años después tendría en el lenguaje común de España, país que conoció en uno de los momentos más negros de su historia, cuando participó como miliciano en la Guerra civil, de la que salió espantado porque casi lo fusila su propio bando cuando el gobierno de la República decidió acabar con el POUM, y con ganas de escribir contra el stalinismo, cosa que haría en el año 45, en otra obra mítica, Rebelión en la granja.
Decía Orwell que en tiempos de engaño universal decir la verdad se convierte en un acto revolucionario, y como no quiero ser revolucionario diré que Bankia ayudará negativamente al Estado en su objetivo de déficit, mientras está dispuesto a tomar un préstamos del Gobierno para generarle unos ingresos anuales de 1.900 millones más de los que esperaba... Bueno sí. Si quiero ser revolucionario.
Cuando en 1933 y 1968 el gobierno de los EE.UU creó respectivamente Fannie Mae y Freddie Mac, lo hizo con la intención de facilitar el acceso de los menos pudientes a una vivienda en propiedad. Ambas garantizan las hipotecas concedidas por los bancos, y ambas están protegidas por el gobierno estadounidense, que lleva 4 años aportándoles ayudas ejercicio tras ejercicio sin que se sepa de momento cuando tendrán que dejar de hacerlo. Ese y no otro es el embrión de la quiebra de Lehman Brothers. Lo que ocurrió es que el precio de la vivienda comenzó a bajar en EE.UU mientras aumentaban los impagados, lo que hizo que estas dos gigantescas agencias entraran en una cuesta abajo imparable. El sistema consistía en que estas agencias garantizaban los préstamos concedidos por los bancos, a cambio de una comisión para sufragar los gastos de este servicio, y después emitían deuda por la misma cuantía que vendían a los bancos de todo el mundo, incluso a los bancos centrales de muchos países, que las tomaban encantados porque de un lado la vivienda subía como la espuma y de otra el propio gobierno norteamericano estaba detrás, hasta que dejó de ser así. Los bancos concedían con mayor facilidad préstamos hipotecarios sabiendo que estos dos gigantes los avalaban, hasta que también dejó de ser así, cuando ambas agencias sumadas garantizaban el 50% de todas las hipotecas de los EE.UU.
Bankia no me resulta menos peligrosa de lo que lo fueron en su momento, y lo siguen siendo Fannie Mae y Freddie Mac, de quienes el Tesoro de los EE.UU cree que cuando se hayan saneado completamente sus balances hacia el año 2022, "sólo" le habrán costado a los contribuyentes de ese país 28.000 millones de dólares suponiendo que no se agrave el número de impagos que sufre esa economía, cosa que está por ver.
Así que, y por ser positivos, abandonemos la neolengua y digamos que de momento Bankia lleva pedidos 23.465 millones de euros, que es mucho menos de lo que han costado las dos agencias creadas en el gigante americano tras la gran depresión y a finales de los 60 para facilitar el acceso a la vivienda de los ciudadanos desde "lo público" en esa filosofía de que lo público debe salir siempre con deficit a resolver lo que los ciudadanos no crean por sí mismos, lo que a la larga, siempre, anquilosa los paises o como en este caso, cuesta un verdadero Potosí.
Eso sí, hay una buena noticia para los intervencionistas: el Estado será propietario con esto del 20% de la banca de España. Ya tenemos banca pública. ¿Y ahora qué?
El problema es siempre el mismo.... Se Socializan las pérdidas, y se "Externalizan" los beneficios. Una ley no escrita del Liberalismo, al menos del Liberalismo "Cañi" que tenemos en este pais.
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