martes, 6 de marzo de 2012

No importa la verdad si se consigue que los demás crean que algo es blanco o negro.



Quiero dejar sentado que contaminar es malísimo. Es un problema no resuelto desde hace más de dos mil años, porque los primeros en hablar de contaminación fueron los romanos, cuando la Roma imperial ofrecía un aspecto espantoso y problemas de salubridad pese a su alcantarillado, debido a la basura y a los excrementos de todo tipo de bestias, incluidos los romanos de la época, que no lo eran poco. Dicho lo cual, y bien entendido que tengo muy claros los peligros de la contaminación, y la necesidad de reducirla, me atrevo a continuar.

Todo el mundo convendrá conmigo en que lo que ahora se llama cambio climático antes se llamaba calentamiento global. Se hablaba entonces de que éramos responsables únicos, bueno, junto con las vacas, del efecto invernadero que incrementaría la temperatura y el nivel del mar, inundando las costas y acabando con flora y fauna. 

¿Por qué cambiaron el nombre? Pues porque el globo no se calienta, o  no lo hace de una forma visible, así que hemos pasado de un discurso según el cual estábamos poniendo en riesgo la supervivencia del planeta (¡toma ya!) a otro por el cual estamos acelerando el cambio natural del clima y las consecuencias son imprevisibles (¿) pudiendo incluso llevarnos a la destrucción del planeta (otra vez toma ya)

De manera que para seguir manteniendo un esquema que pese a ser erróneo ha conseguido compungir a occidente, gran consumidor de combustibles fósiles que hacen ricos a los países árabes, algunos de los cuales son sospechosos de armar a la mayor amenaza geoestratégica del momento que son los integristas,  lo mejor es cambiar el nombre y continuar con la historia, modificando la parte que contiene la justificación de todo, pero manteniendo la diatriba contra los mismos culpables, que son todos los seres humanos occidentales y en especial las grandes multinacionales, aunque el 50% de las emisiones de CO2 las generan los países pobres.  

Insisto otra vez en mi convicción de que es necesario reducir la contaminación y no sólo la atmosférica.

Se ha avanzado mucho en la sustitución de los combustibles fósiles en los coches. Así los biocombustibles, que suponen dedicar los alimentos no a comérnoslos, que es para lo que los necesitamos, sino para combustible, o el uso de la energía eléctrica que necesitamos cada día más masivamente y que se obtiene fundamentalmente de combustibles fósiles, pero el transporte causa sólo el 20% de las emisiones de CO2 y el automóvil solo es el 50% de ese sector, y el CO2 es responsable no del 100 sino del 40% del efecto invernadero según el mismísimo Al Gore, o lo que es lo mismo, nos estamos dejando la piel a un coste gigantesco en limpiar nuestras conciencias, porque lo que eliminaríamos si todos los coches fueran limpios es el 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero no avanzamos en el 96% restante en la misma medida. No se habla de aviones eléctricos ni hay planteamientos masivos que reduzcan el uso de gas natural  en un ámbito super contaminante que es la vivienda, y así en la industria, agricultura, ganadería...

Pero lo que aterra a la gente no es la aceleración del cambio del clima sino algo mucho más extraño: lo que preocupa es que estamos haciendo que el clima cambie, cosa que hace, ha hecho y hará, sí o sí, como es natural.

Según la glaciología, se han producido ya13 glaciaciones, la primera hace unos 2.200 millones de años, y 8 periodos interglaciares con deshielo de los casquetes polares incluso hasta su desaparición completa y en ninguno de ellos ha estado presente el “homo contaminantis” permítaseme el término, salvo en los últimos 150 años.

A excepción de las 4 grandes glaciaciones, parece que el planeta ha estado habitualmente libre de hielo, incluso en sus más altas latitudes, y que la temperatura viene sufriendo variaciones de 10º C habitualmente en periodos de 23.000, 41.000 y 100.000 años. La última glaciación comenzó hace unos 80.000 años, acabando hace unos 10.000 según algunos autores, para los que estaríamos en periodo interglacial aunque para otros estaríamos en una época postglacial. La próxima glaciación tendrá lugar de aquí a unos 50.000 años debido fundamentalmente a las variaciones que se producen en la órbita de la tierra, si bien los gases de efecto invernadero podrían compensar en cierta medida sus efectos. 

Yo diría que nadie está en condiciones de afirmar que se vayan a seguir utilizando combustibles fósiles durante los próximos 500 siglos.

La cuestión fundamental es que se ha cambiado no sólo el nombre sino el asunto mismo sin que nadie parezca haberse dado cuenta Ya no sólo no somos culpables del calentamiento sino que ni si quiera lo somos de que el clima cambie. Ahora sólo somos culpables de acelerarlo. Antes la culpa era de toda actividad humana con petróleo, más las vacas. Ahora también del cultivo del arroz, los volcanes latentes, el año del niño y los incendios forestales. Antes teníamos la certeza de las terribles consecuencias del deshielo. Ahora la propia NASA advierte que estamos ante un fenómeno que hace imposible augurar el clima del futuro y cuyos efectos son imprevisibles. 

La energía es un problema aún no resuelto por la ciencia, pero la simplificación es tan mala en esto como en tantas otras cosas, especialmente si no razonamos sobre lo que nos cuentan cada día y damos por bueno lo que oímos machaconamente, como si repetir algo mil veces pudiera transformar la realidad.

El clima del planeta cambiará, guste o no a Al Gore, porque desde la formación de la atmósfera ha cambiado, con homo sapiens sapiens y sin ellos, y sin embargo muchos han entendido que los cambios de ciclo climático son malos y antinaturales y que se deben a la actividad de las empresas poderosas, y de cada uno de nosotros, que no hacemos más que contaminar.

Las consecuencias de esa filosofía están siendo devastadoras, pero ya hablaremos de ellas.

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